AIR: revolución sonora, estética e intelectual

Texto: J. Abella (Saint Louis College of Music, Roma)

Nicolas Godin y Jean-Benoit Dunckel pasarán por la edición del 2016 del Spring Attitude como headliners de uno de los carteles más interesantes de los últimos años. Llenarán el slot de medianoche de la jornada del sábado, entre la cantautoría experimental de Jacopo Incane y el imprevisible set de un Matthew Herbert siempre girando las tuercas media vuelta más.

Será en el Spazio 900, el edificio nacido para albergar el Palacio del Arte Antiguo en la expo que la Segunda Guerra Mundial dejó en el ‘debe’ de Il Duce y que, junto al MAXXI de Zaha Hadid y el antiguo complejo de Ex-Caserma, conforma un background excepcional para disfrutar de tres jornadas de música e interesantes actividades paralelas en la ciudad del Tíber.

Con ‘Music for Museum’, el capricho comisionado por el Palais des Beaux Arts de Lille, como última y exclusiva referencia en las estanterías, el setlist de los franceses será una terraza panorámica sobre veinte años de música inconfundible. Una celebración del voltaje controlado y los osciladores de baja frecuencia.

Han pasado dos décadas desde aquel ‘Premieres Symptomes’ que recogía los primeros sencillos de la banda. Cortes como ‘Le Soleil est près de moi’ o ‘J’ai Dormi Dans L’eau’, con el sello invisible de ex compañeros de banda como Etienne de Crècy o Alex Gopher, terminó por significar la antesala ideal para el álbum que lo cambiaría todo.

‘Moon Safari’ continúa siendo el disco que define al dúo de Versalles. Una revolución sonora, estética e intelectual para una escena que empezaba a dar síntomas de agotamiento creativo. Diez cortes dibujando un tracklist plagado de calor analógico, con guiños al punk, al cool y al kraut. La última vuelta de una llave que abriría la puerta a una generación de músicos excepcionales sin miedo a abrazar lo de antes para inventar el ahora.

Sofia Coppola vestiría de Air a sus Virgenes Suicidas y muy poco después, Godin y Dunckel patinarían al intentar contarnos la leyenda de los 10.000 hertzios.

Talkie Walkie fue una redención para ellos y un respiro de alivio para nosotros. A medio camino entre la banda sonora de un largometraje del futuro y la música acuática de Handel, entre El Planeta Prohibido y Wowee Zowee. Los franceses habían encontrado su traje de los domingos y -para fortuna de todos- ya no iban a quitárselo más.

Pocket Symphony fue un disco elegante, plagado de licencias, de amigos y de guiños a lo que estaba por llegar. Tal vez menos relevante a nivel mediático y de crítica, es un álbum agradecidísimo en las orejas y una evolución natural, el escalón intermedio que nos llevaría a Love 2, el siguiente pico en la trayectoria de la banda.

Estrenado con una fiesta virtual en la que pudimos escuchar de cabo a rabo todo el minutaje, Love 2 supone una estación de transbordo. Es complicado encontrar conjuntos que traten los sintetizadores con tanto ‘savoir faire’, con tanta y tan acertada mesura. Ni una modulación de más, ni un filtrado de menos. Composiciones que funcionaron razonablemente bien en el mercado y extraordinariamente bien en el audiovisual, como dressing ideal para mil piezas, cabeceras y sintonías. Air y la extrema facilidad para envolver lo cotidiano y transformarlo en irrepetible.

Era complicado seguir transitando esa vía con el mismo éxito. Le Voyage Dans la Lune, la banda sonora compuesta para acompañar al metraje restaurado del film de George Méliès, confirmó el cambio de marcha. El disco incide de manera un tanto obstinada en algún cliché que la banda nunca tuvo reparos en atribuirse y pierde a veces la coherencia al disociarse de su mitad cinematográfica pero, aún así, conserva y subraya la extraña melancolía de las imágenes en blanco y negro de la obra selenita del cineasta francés.

Tratándose de una visita a Roma, tal vez incluso se arranquen con algún corte de aquel ‘City Reading’ en el que colaboraron con Alessandro Baricco. Quién sabe. O tal vez traigan un setlist caprichoso que tengamos que digerir durante los días posteriores.

Debería darnos igual. Air vendrán a volar y nosotros volaremos con ellos. Ya veremos hacia dónde.