Dior florecido

Como Alicia en el País de las Maravillas, Raf Simons ha trasladado a todo el público del Jardín de las Tullerías de París hasta el mismísimo Wonderland en su segunda propuesta de Alta Costura para Dior. El diseñador ha ideado un jardín francés moderno donde las modelos se deslizan llenas de luz para evocar el renacimiento de una naturaleza en explosión.

Para transmitir esta idea, Simons se ha basado en el escote palabra de honor como hilo conductor, declinado en diferentes versiones, siendo la más novedosa la que ha presentado un original corte en diagonal. Las mangas sólo han hecho aparición en los vestidos finales, orientados al mundo de las novias, con unos inesperados escotes en la espalda. Las siluetas son fluidas, bajo control pero desprovistas de cualquier referencia rígida, como esas tardes de primavera que traen la promesa del buen tiempo.

Suaves sedas, acabados de brillante lamé que recuerdan a su última colección de prêt-à-porter y flores bordadas por doquier, incluso adornaban los antebrazos de las modelos como si brotaran de su propia anatomía. Se han teñido de rosas luminosos, lilas, beiges y grises pálidos que han dado paso a tonos más potentes como ese rojo anaranjado -que no puede faltar en la maison– profundos verdes, amarillos encendidos -que ya se están convirtiendo en el sello de Simons– o toques negros en los tuxedos. Las omnipresentes flores han ido evolucionando, desde pequeñas referencias en los bustier hasta surcar los diseños añadiendo sutiles transparencias y copar escotes o tops en forma de pétalos XXL llenos de movimiento.

La última parte del desfile  ha sorprendido por su referencia nupcial, aunque sin entrar en su vertiente más clásica. Las novias que ha imaginado Simons llevan faldas de silueta sirena, llenas de volumen y teatralidad, rematadas por unos impactantes escotes en la espalda, que jamás habríamos imaginado viendo la recatada parte frontal de los mismos.

Un mundo de flores, de todos los colores y formas imaginables, nos han hecho soñar con la llegada de la primavera en este jardín, íntimo y femenino, que nos ha ofrecido Raf Simons.

Y así Dior floreció…