Como casi todos los servicios, los mercados de abastos también se reinventan para ofrecer una propuesta acorde a los tiempos que corren. El espacio donde sólo se encuentran puestos de comida convencionales está quedando poco a poco obsoleto, ya que recientemente están aflorando versiones modernizadas de los mismos. Cada vez más, la gastronomía se junta también con la cultura y el ocio.
Como no podía ser de otro modo en la Península Ibérica, tierra de alta cocina, están aflorando muchos mercados acordes a este nuevo modelo. Los mercados gourmet más conocidos y, por qué no decirlo, también los que fueron pioneros en estas lides, son el Mercado de San Miguel en Madrid y el de la Boquería en Barcelona, pero también hay muchos otros.
- La Estación Gourmet de Valladolid, situada en una zona céntrica de la ciudad, junto a la Plaza España, es un espacio donde se mezclan los platos minimalistas con zonas chill out y en el que el producto estrella son las clásicas croquetas de jamón ibérico. También hay la posibilidad de participar en catas y exhibiciones culinarias de lo más creativas.
- En Madrid, además del Mercado de San Miguel, también destaca el Mercado de San Antón. Una larga remodelación lo ha convertido en un sitio de referencia donde las obras de teatro, las presentaciones de películas o los flashmobs se mezclan con productos de calidad. La terraza-lonja de su parte posterior también es un gran reclamo. Además, ofrece un guiño al medioambiente con el uso de paneles solares y fotovoltaicos.
- Sin abandonar Andalucía, nos desplazamos al Mercado Victoria de Córdoba. Un recinto que tiene una fórmula muy sencilla pero de mucho éxito: platos típicos tanto de la geografía andaluza como española, además de lo más granado nivel internacional, repartidos en más de 30 puestos diferentes. El hecho de estar cerca del casco histórico le convierte en una parada obligada.
- En Sevilla, la palma se la lleva la Lonja del Barranco. Uno de los más nuevos de esta selección, se ha convertido en poco tiempo en toda una referencia de tapeo, que para tratarse de la capital andaluza no es poca cosa. Destacan las croquetas, los arroces, un grill americano o hasta un puesto de comida japonesa. Como no podía ser de otro modo, está de bote en bote a media tarde, cuando la gente sale del trabajo.
- En Toledo hallamos el Mercado de San Agustín. En este caso, un templo delicatessen de cinco plantas donde lo más recomendable es catar en cada lugar lo que más nos llame la atención, aunque no deberíamos marcharnos de allí sin un tiento al jamón ibérico, al vino, al queso o a la repostería selecta.
- Terminamos con el Mercado de Santa Catarina, en Barcelona. Propuesta plenamente foodie, donde se hace hincapié en la dieta mediterránea y asiática, aunque también hay un importante espacio reservado al dulce y a lo vegetariano. Destaca también su techo en forma de olas.
