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SÓNAR 2016: LA CRÓNICA DE #HC

LA MÚSICA ES UN SENTIMIENTO, NO LO OLVIDEMOS NUNCA

22 junio, 2016 / Vitor P

Texto: @abzabaleta + Vítor P

Fotos: Hüugen

46.500 asistentes en Sónar día, 69.000 en Sónar noche y 3.800 en Sónar +D, este es el balance cuantitativo que nos dejó la 23 edición del festival Sónar de Barcelona, que durante 3 días congregó en sus diferentes espacios a artistas de los cinco continentes llenos de propuestas interesantes que englobaban la creación sonora, visual y tecnológica. Tras unas jornadas de reflexión y de hacer un ejercicio de orden de ideas, sensaciones, comentarios y vivencias, creemos que tan sólo los 3800 que se dejaron caer por ese festival en continuo crecimiento llamado Sónar +D, marcharon con total satisfacción del Sónar (destacando por encima del resto el speech del legendario creador Brian Eno que habló de términos como “economía”, “neoliberalismo” o “libertad individual” para disfrute del público).

No es que el resto no encontrasen momentos de escalofríos en la piel, de bailes dislocados, de sonrisas, de brazos en el aire o de bocas abiertas, pero en este Sónar nuestra sensación es que todo el mundo deambulaba de un espacio a otro en busca de “la actuación”. Ese show, ese bolo, esa propuesta (una o varias) que todo el mundo coincide en nombrar sin ningún reparo y que pasa(n) a la posteridad (al estilo de aquel show de 2012 de Dj Rashad, Dj Spinn y Lite Buld en Sónar Dôme cuando el día aún se hacía en en CCCB), pero que este año no se ha encontrado. Y no será porque no hubo grandes propuestas y proyectos que podrían haber representado lo mejor de un festival Sónar 2016 que continúa siendo un proyecto con un alcance global inmenso, y que por lo tanto se le debe de pedir más, mucho más que llenar slots importantes con artistas de nivel medio-bajo y con propuestas poco -o nada- arriesgadas dentro de la vanguardia sonora y visual, como pueden ser Troi Boy, El Guincho o Young Lean.

Ambiente 9

SÓNAR JUEVES

El primer concierto que vimos en este Sónar 2016 fue la puesta en escena de Spanich Dub Invasion, un combo creado especialmente para la ocasión con la presencia del mítico dj inglés Mad Professor junto a tres de los artistas más destacados de nuestro país si hablamos de dub y reggae (Sr. Wilson, Lasai y George Palmer). Un bolo donde se demostró la evolución de Sónar hacia nuevos ritmos mostrando la globalidad del sonido que actualmente se puede encontrar en Sónar. Un paso más hacia ese descubrimiento de la experimentación sonora que invade nuestro planeta. Euforia reggae e hipnosis dub que invadió el SónarVillage en la tarde del jueves.

Después de un paso por boxes con la ya tradicional comida de Jueves Sónar en el Restaurante Xemei (con Max & Stefano Colombo que también se encargaron del menú en la zona Vip de Sónar el sábado), la propuesta orgánica y sedosa del productor ecuatoriano Nicola Cruz -que presentaba su disco Prender el Alma en el Hall- entraba a las mil maravillas. Bases rítmicas de house pausado y con alma technoide se adornaban con pinceladas de folcklore sudamericano donde los vientos y las congas se volvían demasiado cargantes, aunque en general la propuesta de Nicola dejó muy buen sabor de boca (nosotros ya lo traíamos del Xemei).

Menos convencional y mucho más arriesgada fue la propuesta de King Midas Sound y Fennesz, en un Hall a rebosar de gente y de humo, creando con esto un ambiente idóneo para las exploraciones de Fennesz y los juegos rítmicos de Kevin Martin en clave drones y dub invasivos. Desde el punto de vista de la intensidad, la experiencia fue muy enriquecedora y apabullante, aunque los más clubberos la encontrasen un tanto agotadora.

Ambiente 2

Nuestro primer acercamiento a SónarDôme by Red Bull Music Academy nos trajo la primera desilusión del festival con John Grvy. Le teníamos muchas ganas al artista afincando en Madrid, pero bien por los fallos técnicos o bien por la hora que le tocó, ese synth soul que caracteriza a sus producciones no fluyó por el escenario azul de sónar. Lo intentó todo eso es verdad, pero no era su día. Su último intento fue tirar de un cover del mítico Everybody de BackStreetboys pero de nuevo un problema técnico truncó su conexión con el público cuando parecía que este se entregaba. Habrá que darle otra oportunidad.

En la vuelta al Village vimos otro ejemplo más de la globalización del sonido que se pudo catar en este Sónar 2016 con el show de Acid Arab. Un set donde convirtieron el SónarVillage en una improvisada rave en el desierto donde confluían las melodías y los cánticos árabes con esos bajos más propios de la electrónica francesa. Una de las sensaciones más agradables del festival cuando comprobamos en directo ese viaje de ida y vuelta por el mediterráneo para terminar en Barcelona.

Un poco antes del concierto de Jamie Woon en el SónarDôme (nuestro espacio favorito comisionado por Red Bull Music Academy), nos quedamos prendados de la sensibilidad y la seducción que rebosaba la rapera nacida en Teherán (y antigua estrella del baloncesto) Sevdaliza. Usando su voz como centro neurálgico y lanzando delicados beats y melodías esponjosas, la cantante se metió en el bolsillo al público con esa mezcla elegante de pop electrónico, tendencia neo soul y R&B metálico en donde el erotismo fluye sin reparos.

Con el Dôme casi a reventar el cantante británico Jamie Woon (alumno de la edición 2008 de la Red Bull Music Academy en Barcelona) se presentó en formato banda y tras unos pequeños problemas técnicos con el sonido, realizó un show demasiado simple y desangelado, dejando constancia de que la virtuosidad de su voz sigue muy presente pero que necesita una actualización de estilo para volver a maravillar como lo hiciera allá por 2010.

Tras él le tocó el turno a Insalar y su hipnosis turca. Este músico que gusta de juntar el folklore nacional con el disco psicodélico no nos acabó de calar y nos dejó bastante indiferentes, quizá por que a última hora de la tarde el cuerpo nos pedía más chicha. Una actuación correcta donde quizá otra hora le hubiera venido mejor al artista turco.

Ambiente 1

Mientras en el Village lo de Lady Leshur nos supo a poco. Una de las artistas que más ganas teníamos de descubrir pero en apenas media hora no da tiempo para disfrutar de la nueva reina del sonido UK. Eso sí demostró que puede llegar muy lejos con ese sonido urbano a medio camino entre el hip hop, el grime y el trap. Versos frescos pero escasos para su presentación en Barcelona.

Marea Stamper aka The Black Madonna cautivó a todo el mundo en el Village tanto por su energía y buen rollo a la hora de pinchar como por la contundencia de su sonido, un tanto alejado ya desde el principio de los esquemas de Chicago house a los que nos tiene acostumbrados, pero 100% efectivo a esas horas de la tarde en las que la gente buscaba un poco de desenfreno.

Con Grace sonando en el Village parecía que había comenzado por fin el concierto del dúo canadiense Bob Moses (formado por Tom Howie y Jimmy Vallance), y decimos “por fin” porque el inicio de su show fue un tanto descafeinado, tirando demasiado hacia terrenos de pop y añadiendo texturas electrónicas sin mucho acierto. Tras este hit todo cambió y la energía de su show contagió al público que entonces si que botó y bailó al son de algunos de los tracks de su último disco titulado Days Gone By, llevados al directo en formato electro-pop-house-teenager.

Para el cierre nos decantamos por trasladamos al SónarHall para comprobar en que consistía la presentación del live de David August rodeado de instrumentistas de su confianza. El de Hamburgo no conectó con lo que buscábamos y fue la gran decepción del día ya que esperábamos mucho de este bolo. El artista se quedó en algo excesivamente conceptual pero sin concretar, una sensación extraña a medio camino entre la música de baile que le hizo popular y una experimentación que no acababa de encontrar. Demasiado pobre para lo que se espera de un músico de la clase de David August.

Por supuesto terminamos el jueves devorando una deliciosa “piadina” elaborada por nuestros amigos de la Porchetta que ya se están convirtiendo en todo un clásico de nuestra gastronomía durante cada Sónar, mientras de fondo un apagado Kenny Dope tiraba sin mucho sentido de techno house simplón, para horror de muchos fans del housemaster neoyorkino.

Roots Manuva

SÓNAR VIERNES
#sónarbyday

Muy madrugadores como de costumbre, nuestra primera parada de esta jornada nos llevó por supuesto al WellCome Bar situado en la entrada del recinto de Sónar Día: Red Bull tropical de rigor y a empezar el segundo día.

Con los drones y las texturas ambientales del final del show del productor, compositor e ilustrador afincado en Barcelona (y perteneciente a la familia Disboot) Ilia Mayer nos dejamos caer por el cesped de un Village que mostraba poco ambiente y unas nubes amenazantes de lluvia.

El productor madrileño JackWasFaster (asociado a la plataforma Rotten City Records) realizó uno de los mejores shows de todo el festival y de haberlo hecho por ejemplo, antes de UR, hubiese sido la bomba! Acompañado de varios cacharros y un pedal, el madrileño comenzó con su discurso intenso pero pausado donde los patrones house se vestían poco a poco de cosmic disco, de acid o de techno analógico para disfrute del público que poco a poco abandonaba su posición horizontal para desengrasar la cadera y dar los primeros bailes del día.

Tras un paso por Vegetaleando (donde disfrutamos de un ligero refrigerio a base de arroz con verduras), nos sobraron 20 minutos de show de El Guincho en el Village para comprobar que este tipo de propuestas no ofrecen nada novedoso a un festival como Sónar.

Kode9 3

El show de Kode9 y el artista visual Lawrence Lek en el Hall presentando el espectáculo The Nøtel (creado a partir de su último disco titulado Nothing) fue por momentos fascinante. El productor londinense Steve Goodman mutó su leit motiv de grime, footwork y dubstep hacia algo más experimental y de ropajes de IDM, drones magnéticos y d´n´b electrizante, que dejaron a más de uno un tanto descolocado. Con un Lek concentrado al 100% y un Goodman soltando centellazos desde su posición de mando, el show fue pasando por momentos de crudeza, de letargo y tambien de emotividad, sobre todo con la interpretación cerca del final de su clásico 9 Samurai con la voz del desaparecido Spaceape.

Antes del show marcado en rojo de UR nos vimos un tanto sorprendidos por el cambio de registros y de sensaciones que nos dejó el set del productor y dj germano Jacob Korn, quien tuvo momentos muy lineales y aburridos junto a otros de gran delirio donde mezclaba techno melódico (que recordaba un poco a Garnier) con house de bombo gordo y mucho groove, terminando su set un tanto cabreado al haberle casi cortado el sonido para literalmente “obligarlo a terminar”.

Tras unos minutos de espera mientras montaban el escenario con todos los aparatos que traían UR, la banda liderada por el legendario productor americano Mike Banks (que se encarga de los teclados) y que también cuenta con los miembros de Galaxy 2 Galaxy Jon Dixon (saxo) y De’Sean Jones (más teclados), junto al DJ y productor Mark Flash, comenzó su set presentando este nuevo formato bautizado como Timeline y que pretende supurar y mantener vivo el auténtico espíritu del techno de Detroit. Y la verdad es que lo consigue a medias, pues su show tuvo momentos muy intensos pero otros un tanto descafeinados y demasiado comerciales. Comenzaron con el dj set de Mark Flash a base de techno Detroit bailongo, lleno de cuerdas sudorosas y bombos orgánicos, y más tarde se fueron uniendo el resto de miembros ante el júbilo de un público que llenaba hasta los topes la zona de las cortinas azules. Para terminar dejaron la traca final y climática que supone escuchar temazos tan míticos y fiesteros como Strings of Life o el Jaguar, con el que el Dôme se vino abajo como no hizo en ningún otro momento durante el festival.

UR

Al mismo tiempo vivimos uno de los momentos del Sónar 2016 con la aparición de Roots Manuva en el escenario del SónarHall. Un concierto completo donde demostró que es una de las voces más importantes del actual hip hop facturado en UK. Una hora de composiciones maduras, penetrantes e intensas que bajo ritmos robustos demostraban la calidad que desprende en directo Bleeds, sexto álbum de estudio del de Stockwell. El británico creó momentos mágicos de este Sónar 2016 cuando puso patas arriba el Hall rimando Don’t Breathe Out o el Hard Bastards. El público se rindió a los pies de Rodney Smith bajo un ambiente de oscuridad y penumbra que nos teletransportaba a cualquier club de Londres.

Una vez dejada atrás la oscuridad y las rimas intensas, Santigold convirtió en una auténtica fiesta de sonidos y colores el Village. Ritmos vibrantes a base de pop bajo influencias de funk, hip hop o trap. Nada nuevo y extraño, la de Filadelfia cumplió con lo esperado y supo dar a su público lo que buscaba. Entretenimiento, baile y mucho buen rollo que no faltó en la hora que estuvo en el escenario.

Nuestro día acababa en el SónarDôme de la Red Bull con un set correcto de Gerd Janson. Lo cierto es que UR le había puesto el listón muy alto en el escenario azul de Sónar, pero el alemán no se amedrantó y estuvo a la altura de las circunstancias. Un set donde tocó todos los palos de la electrónica actual demostrando que sabe a que juega. El perfecto final para adentrarnos en la primera noche de Sónar.

Ambiente 8

#sónarbynight

Corriendo a Sónar Noche y después de un breve paso por El Tarantino ( sus hot dogs nos dieron la vida las dos noches del festival), nos situamos casi en primera fila del SónarPub y fuimos testigos de uno de los sets más profundos de todo este Sónar 2016. Lo de Zero y Chelis fue apoteósico, y sólo lo podemos bautizar de este modo: “lo de Zero y Chelis”. Asombroso, majestuoso y sólo a la altura de los grandes fue lo que hicieron en cabina, a vinilos y con 4 manos el catalán Raül G. Pratginestós, más conocido como Zero y el zaragozano Chelis.

Su set fue de más a más en cuanto a intensidad, experimentación y virtuosidad, demostrando que lo enlatado no es la solución y promoviendo una oda a la improvisación y a la creencia en la música con alma. Con plena confianza uno en el otro y el otro en el uno, las manos de los 2 (que por veces parecían multiplicarse por 10) manejaron a la perfección el tempo y el ritmo de la sesión, comenzando con 25 minutos de pura exploración sonora, con drones metálicos y arpegios abruptos y siguiendo con beats más cluberos pero sin abandonar el aspecto mental y de exploración por un instante. Hubo lugar al acercamiento al house, al techno o al lo-fi disco, pero lo que realmente nos conmovió fue la compenetración y la destreza mostrada por ambos al rebuscar en las cajas de vinilos, al juguetear con el crossfader o al soltar los temas al vuelo después de scratchear sin ningún reparo ante las caras de admiración del público.

En SónarClub Jean Michel Jarre, uno de los proclamados padres de la música electrónica presentaba en Barcelona su nuevo directo donde sonaron en clave quasi EDM los temas de Electrónica, su último proyecto, junto a algunos de sus temas más míticos. Una puesta audiovisual espectacular llena de luces y efectos visuales que acompañaban al sonido de este gran genio de la música. Un concierto que juntó a los más nostálgicos con esa sabia nueva que ansiaba descubrir en directo esos temas que en 1976 se inventó para crear Oxygene. Un sonido que marcó un antes y un después en la música contemporánea pero esta vez creados en directo junto a una perspectiva audiovisual digna del siglo XXI.

Jean Michel Jarre

Llegamos al SónarLab (comisionado esa noche por Resident Advisor y con la programación más coherente de todo el festival) para terminar de escuchar ese terremoto rave clubbero que montan en el escenario Oscar Powell y Lorenzo Senni bajo el nombre de Hot Shotz y que apostaron por deconstruir esquemas del techno primigenio y de la música industrial por medio de texturas ásperas y sucias aunque por momentos también profundas y melódicas.

Al mismo tiempo nos fuimos al SónarPub a descubrir la gran decepción del festival Sónar 2016. Era el turno del esperadísimo debut del nuevo proyecto de Anohni, (antiguo Antony and the Johnsons) donde se rodea de Oneohtrix Point Never y Hudson Mohawke. Aparentemente pintaba bien pero se convirtió en uno de los grandes fiascos del festival. Primero apareció con media hora de retraso lo que hizo caldearse el ambiente y posteriormente no aportó nada nuevo. Fue una puesta en escena insulsa con un sonido lineal y aburrido. Lo único salvable quizá fueron las visuales donde mostraba todas esas mujeres que han influido en la composición de este nuevo trabajo. No duramos ni media hora y nos fuimos a comprobar en primera persona el rollazo que desprenden Red Axes.

Este dúo de Israel fue una de las grandes confirmaciones de esta edición de Sónar. Se presentaron en el Pub junto a la presencia de un vocalista que completaba ese sonido propio que ya facturan por medio mundo. Demostraron que tienen mucho presente, pero sobre todo mucho futuro. Red Axes creó un sonido magnético que te hace bailar sin parar, ese house del siglo XXI donde mezclan y sueltan toques brasileños, sintes psicodélicos o lo que se les ocurra.

Posteriormente apareció uno de los debuts más esperados de esta edición de Sónar 2016. Estaba sobre el escenario Flume para demostrar porque se lo rifan por medio mundo. Muchos le tildan de comercial y otros de que hace pop y no electrónica. Pero lo único cierto es que ha creado un sonido propio donde mezcla todo lo anterior con potentes bajos, un sonido magnético y reminiscencias de R&B o hip hop contemporáneo. Si a eso le acompaña una puesta en escena espectacular donde fusiona luces y elementos poliédricos sin las exageraciones de otros, estamos ante uno de los bolos del festival Sónar 2016 sin lugar a dudas. El público lo dejó claro cada vez que soltaba las joyas sonoras que van apareciendo en su reciente Skin.

Flume

Al mismo tiempo teníamos marcado en rojo en SónarLab las actuaciones de dos de los pesos pesados de la actual escena electrónico holandesa: Intergalactic Gary y Soichi Terada.

El primero hizo un set un tanto extraño pero muy bailable, con sus característicos sonidos hipnóticos de house que suena a techno y siendo capaz de generar un inusual viaje a través del electro, del techno, del Chicago house o del italo-disco.

Y el segundo hizo que el público bailase como si estuviera poseído y que sonriese como cuando pones el Club de la Comedia un domingo por la noche. El rey del house nipón impregnó su set con una gran energía y mucho humor, saliendo en varias ocasiones a bailar y moverse delante del escenario y mezclando con soltura house de rasgaduras clásicas junto a patrones de aspecto asiático que parecían salidos de un videojuego de 8 bits.

Sin duda la de Kerri Chandler era una de las sesiones que más ganas teníamos de escuchar, pues se trata de uno de los nombres más respetados del deep house y leyenda de la escena underground americana, y por el cual sentimos una gran admiración. Su sesión fue bailada de principio a fin sin parar, aunque no hubo ni un pequeño acercamiento al deep house y si mucho house old school y garage house con bases neoyorkinas, vocales enérgicas y bombos étnicos, manteniéndose siempre en el underground y sin apenas variar mucho su discurso hasta el final, dejando alguna joya clásica como el Your Love de Frankie Knuckles.

Tras un segundo paso por boxes donde tomamos un poco de pasta en Prepara La Pasta, llegó el momento de John Talabot. El catalán jugaba en casa y se encontraba ante el cierre de uno de los escenarios más míticos del Sonar by Night. El de Hivern no perdió la oportunidad de mostrar en su casa porque ha recorrido medio mundo en los últimos años. Con ese estilo que le caracteriza (aunque quizá un poco más duro de lo habitual), el barcelonés tocó todos los palos de la electrónica actual en apenas 2 horas. Jugó un rato con ritmos rotos, tiró del flow house de siempre o retorció bombos contundentes para darle a un público entregado lo que buscaba antes de recogerse.

Ed Banger

SÓNAR SÁBADO
#sónarbyday

El sábado de Sónar siempre tiene una particularidad y es que el cansancio acumulado por la horas de festival y la falta de horas de cama no te destruyen, sino que te transforman en un ser enérgico y con ganas de bailarlo todo y llegar con fuerzas de sobra al cierre de Laurent Garnier (todo un clásico) y que este año se alargó durante 7 horas en el SónarCar, pero esa es otra historia que vendrá luego.

18 horas antes nos encontramos, Red Bull tropical en mano, esperando a que el productor DJ y productor catalán Kalet Rodríguez más conocido como Talktome comenzase su directo, para el cual llevó varios sintes, teclados y un micro con los que nos mostró sus nuevas composiciones y nos maravilló con su mezcla cósmica de slow house, funk y synth pop. Deconstruyendo los sonidos convencionales con técnicas avanzadas de producción con las que crea ese aspecto muchas veces atonal, Talktome consiguió conectar a la perfección con el público, tocando en directo, cantando por el micrófono y sacando de este modo los primeros bailes del día.

Sin tiempo para respirar nos situamos en tercera fila del SónarHall para ver a la dupla de productores catalanes (residentes en el sello Lapsus y con programa de radio en Radio3) Carles Guajardo aka bRUNA y Albert Salinas aka Wooky que presentaron su nuevo proyecto audiovisual junto a la asombrosa Alba G.Corral, una de las artistas visuales más importantes del país.

“La música es un sentimiento” escuchamos en uno de los pasajes del comienzo del show y eso fue lo que promovieron: pura poesía exprimida por los 3 (aunque para ello tuvieron que luchar contra unos pequeños problemas técnicos).

Partiendo de un lado ambiental y decorado con visuales digitales en crecimiento, siguieron por sendas de exquisito downtempo e IDM contemporánea que Alba dibujaba con mosaicos cromáticos que latían y rebotaban hacia cada rincón del Hall, dejando para el final momentos de locura y gozo en clave uk rave delirante.

Foodtrucks?

Uno de nuestros momentos favoritos del día (la hora de comer) nos llevó a probar 3 propuestas muy recomendables: los bocadillos de porchetta italiana de La Porchetta, el ceviche de Ceviche 103 y como no, las creps de nutella de María Una Crep.

Después de estos manjares escuchamos el final del set de HomeSick tirando de mutaciones bass de Chicago en clave footwork, garage y jungle, y antes de que comenzase el diluvio nos metimos en el Hall para matar nuestra curiosidad y ver qué hacía en directo el líder del colectivo Sad Boys, Yung Lean. Poca gente y una media de edad de 18 años nos hizo dudar mucho de lo que podía ofrecernos el sueco y sus compañeros de banda y al final nuestras sospechas se confirmaron: trap repetitivo y con un discurso lineal. Sábado de Sónar, 16:30 y en el mejor escenario del día no creo que sean el lugar apropiado para este tipo de propuestas que nada ofrecen. La misma sensación que nos dejó más tarde Troi Boy en el Village.

Menos mal que todo se arreglo con el directo de Daniel Lopatin más conocido como Oneohtrix Point Never que ofreció el mejor concierto de todo el festival presentando el espectáculo multimedia de su último trabajo titulado Garden of Delete y que ha creado junto al artista visual Nate Boyce, que en esta ocasión se encargó también de la guitarra.

El directo de OPN fue como una patada en la boca desde el comienzo, rodeado de una atmósfera perturbadora, tirando de voces distorsionadas en clave rock metal, con estructuras sucias, pasajes industriales y texturas digitales que impactaban en nosotros sin mesura. Guitarras chirriantes, voces guturales, dobles bombos y crujidos digitales erráticos hicieron que su show tuviese la capacidad de presentarse hedonista y a la vez corrosivo, con momentos de locura sobre todo al sonar Mutant Standar y Ezra.

Nozinja puso de nuevo la nota exótica en SónarVillage con esa mezcla de música tradicional africana y electrónica a más de 140 bpms. Para los que venían s sobados fue la mejor manera de entrar en situación y coger fuerzas para esta última jornada de Sónar 2016.

Section Boyz

Un buen previo antes de una de las actuaciones estelares de este Sónar 2016. Llegaba el momento de Section Boyz, la hora de ver en directo a una de las formaciones que más están sorprendiendo en los últimos tiempos en el Reino Unido. Desde el sur de Londres este grupo de irreverentes raperos llegaron al Village para demostrar que lo suyo es Hip Hop de altos vuelos. Se acercan al trap, al cloud rap o al grime en muchas ocasiones pero lo suyo es HIP HOP, y lo bordan. Derrochan actitud gangsta para demostrar que no es broma lo que hacen y que han llegado para quedarse. En los próximos años apostamos a que darán que hablar, si aún no los controlas ojo porque lo tienen todo para triunfar: bases contundentes, discursos sólidos y sobre todo mucho flow.

Posteriormente nos dejamos caer por el SónarDôme de Red Bull para ver en directo a otra de las formaciones que más ganas teníamos de descubrir en esta última jornada de Sónar. Y lo de Club Cheval es de otra liga, los franceses no nos defraudaron y pusieron el listón muy alto. Posiblemente estábamos antes uno de los mejores directos del fin de semana, con el permiso de los míticos UR, y es que suenan un poco a ellos pero con ese toque francés contemporáneo en todas y cada una de sus composiciones. Un cuarteto liderado por Canblaster, alumno de la Red Bull Music Academy que crea un sonido propio y orgánico donde funden el electro y el house francés con ese techno Detroit que tanto han mamado.

Una vez recuperados del brutal directo del cuarteto francés y sin abandonar el país galo nos pasamos por el SónarVillage para ver la que tenían preparada la crew de Ed Banger. Allí nos encontramos una espectacular House Party que suponía el cierre perfecto para una nueva edición del Sónar Día. Con Busy P + Para One + Boston Bun al mando de la nave demostraron el virtuosismo que desprenden tras unos platos preparando un auténtico fiestón donde no faltó el Moet Chandon. Espíritu hedonista, amor por la música de baile, falta de prejuicios y buen rollo para poner la guinda perfecta a este Sónar Día.

Ambiente 6

#sónarbynight

De nuevo un hot dog (esta vez incluso 2 y unas patatas) del Tarantino nos proporcionaron parte de la energía necesaria para afrontar la última noche, una energía que comenzamos a utilizar a borbotones con el set del productor catalán Cristian Quirante aka Alizzz en SónarPub, uno de los productores nacionales que más ha evolucionado en los últimos años y que ya empieza a tener repercusión fuera de nuestras fronteras.

Con algún espectador de lujo como el productor local Edu aka Clip!, el set de Alizzz no tuvo ni un minuto de respiro, sacando a relucir su lado más excitante, maximalista y sedoso a la vez, tirando de dancehall punzante, de aclimataciones de garage house y de un cierto aire a EDM elegante, con temas cantados que nos daban vida a esas hora y pinchando algunos de sus tracks más emblemáticos como Sunshine o el más reciente Body Slam, además de avanzar -micro en mano- un tema que saldrá en los próximos meses.

De baile a baile y tiro por que me toca: de la energía de Alizzz a la orgía musical de Dj Ez en SónarLab. Con un ambiente plenamente británico y muchas ganas de fiesta, el de North London mezcló con rapidez y finura lo mejor del UK garage y mutaciones en clave speed garage (el desaparecido speed garage), 2step, grime o Uk funky, haciendo que los brazos subiesen y bajasen sin parar, y que la dopamina fluyese a borbotones.

Skepta

Skepta firmó otra de las actuaciones estelares del Sónar 2016. El de Totenham llegaba a Sónar para presentar su Konnichiwa, su esperadísimo cuarto álbum. Un disco donde demuestra que es uno de los buques insignias del Grime, ese estilo que se extiende como un virus por todo el mundo invadiéndolo todo. Skepta es una de las estrellas del género, pero tras ver su directo en Sónar 2016 te das cuenta que transciende los límites de este estilo sin perder la esencia que le vio nacer. En directo además tiene un control absoluto de sus contundentes rimas acompañando sigilosamente a esos bajos gordos característicos del Grime que se te meten en el cuerpo para elevarte a otro nivel. Una hora y media de concierto donde comprobamos la mayor calidad de sonido de todo el fin de semana. Simplemente, espectacular…

Repetimos en El Tarantino con el tercero de los hot dogs que nos faltaba por probar, mientras comprobábamos las habilidades de turntablista de Craze. Magia pura tras unos platos donde mezclaba Drake con Reggaeton, o uk bass con hip hop como si no fuera con él. Magia pura tras unos platos como antesala de un paseo decepcionante, esperando que llegara Jackmaster para salvar la noche y poner el broche final de esta edición de Sónar 2016.

Ese paseo decepcionante del que hablamos comenzó en Fatboy Slim, continuó con Krysko & Greg Lord, Bicep y se acabó con Boys Noize. El primero por su vertiente comercial en un escenario impracticable lleno de crías y guajes sin camiseta donde no entraba ni un alfiler. Los siguientes por ese techno contundente minimalista sin flow y monótono para el que sólo tenían cuerpo una panda de giris de nuevo sin camiseta y el último por haber perdido el norte hace tiempo. El alemán ya no es ni la sombra de lo que fue en su día, ahora se ha tirado al EDM yanki sin contemplaciones rodeado de humos, luces y una puesta en escena ridícula para disimular la escasa calidad musical que maneja actualmente.

Pero gracias a dios nos quedaba Jackmaster para salvar el cierre. Aunque no estuvo a la altura de las grandes ocasiones el de Numbers nunca defrauda. Con ese estilo fresco que le caracteriza intentó congeniar con el joven público que llenaba el SonarPub pero muchos de ellos no conocían los temas que soltaba el de Glasgow. Pese a todo se marcó un set divertido donde no faltaron esos ritmos de uk bass pisteros que le han llevado a la fama. Un buen cierre aunque siempre se le puede pedir más a este genio salido de la Red Bull Music Academy.

Sonar Car

Laurent Garnier seven hours set

Ese fue el otro cierre de Sónar 2016 para parte del equipo de #HC en la renovada zona SónarCar, un espacio circular con el rojo como color y un soundsystem de infarto, que al final se quedó pequeño para acoger el cierre soñado por muchos de nosotros.

7 horas dan para mucho y creimos que Garnier haría un recorrido mucho más amplio por todos los estilos que ha tocado a lo largo de su carrera, pero finalmente se decantó por explorar tan sólo durante la primera hora con acercamientos al soul, al reggae (Bob Marley) o al deep house (FCL, Glennn Astro o Caserta), haciendo un punto de inflexión con el Rej de Âme y tirando desde ese momento por caminos mas garnerianos de techno que suena a profundo house y de house de músculo technoide (soltando cierto es, alguna que otra joya en clave jazz house o latin beats), siempre con ese toque melódico lleno de progresiones largas e hipnóticas con las que consigue mantener los brazos del público en alto durante toda la noche.

Hubo tiempo de escuchar muchos clásicos, desde el Plastic Dreams de Jaydee al The Whistle Song de Frankie Knuckles, o el Wisdorm to the wise de Dave Clarke, y lo cierto es que el feeling que se respiró en la zona de las cortinas aterciopeladas rojas fue tremendo durante toda la noche como si se tratase del «mejor club de electrónica del mundo», pero el hecho de hacer cola una vez que ya estás dentro del recindo del festival no gustó mucho a los que intentaron entrar varias veces sin conseguirlo.

#sónar2017iscoming

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