2 septiembre, 2014 / Nour Al-Hussen Villa
Daban las 11 y media de la mañana cuando nuestro coche llegaba a su destino: Paredes de Coura. Inquietos e ilusionados pensamos ser cautos y llegar pronto para montar nuestro campamento particular. Era el primer día del festival y nuestro “Malo será” cruzó con nosotros la frontera portuguesa. Pero al final resultamos ser tardones e ilusos, pues fue una auténtica odisea campestre hacernos un hueco ya de mañana mientras los rayos de sol batían sin dejar a nadie exento de culpa. Extrajimos dos conclusiones nada más acomodarnos cuesta abajo y rodeados de avispas: a) Aquí no va a caber ni un alfiler b) vamos a pasar mucha calor. Más bien nos importó poco al repasar en alto los conciertos que nos esperaban en los próximos días. La primera jornada se presentaba calmada, algo que dejó de parecernos a medida que iban pasando las horas y nuestros cuerpos se desdoblaban a un ritmo frenético de un escenario a otro.
No tardamos mucho en bajar a la villa, un pueblecito de apariencia tranquila pero que ya se había puesto sus mejores galas y desplegado su marcha días antes del festival para recibir ya a curiosos y ansiosos. Posteriormente, materializamos nuestra entrada triunfal por el recinto. El personal portugués nos recibía con su ya tradicional simpatía ycercanía. Las horas comenzaban a pasar, y el ambiente y el espíritu festivalero comenzaba a apoderarse de nosotros. Janelle Monáe fue la encargada de dar el gran pistoletazo de salida. Para mi sorpresa y no asidua a su género, propició momentos de máxima diversión y mucho groove para toda la multitud, su “Electric lady” sigue sonando en nuestras cabezas días después. Después de una breve espera e inspeccionar el recinto (Teníamos que asegurarnos de que todo seguía como siempre en nuestro pequeño refugio veraniego) nos dirigimos hacia el bolo de Public Service Broadcasting a ver lo que nos ofrecían.
Pocos minutos me bastaron para corroborar que estaba viviendo ya a tempranas horas de su comienzo las ventajas de un festival: conocer a un grupo nuevo y corroborar su calidad mediante un directo. Esta reciente banda londinense supo demostrar la maestría de compaginar a picos géneros dispares a mano de sampler y guitarreo, todo ello, con una puesta en escena más que trabajada. Se terminaba la primera corta (o no tanto) noche, y para ello la organización había desvelado por sorpresa pocos días antes que Cut Copy en Dj set serían los encargados de poner el broche de ritmo y luz. Fue sorpresa doble, Mac Demarco, quien actuaba al día siguiente, saldría al palco de la carpa como quien no quiere la cosa y de una forma sigilosa para acompañar a sus colegas y demostrarnos que ésto de pinchar, tampoco se le da tan mal.
Era la hora de Mac De Marco, el mismo que ayer pinchara por sorpresa, el mismo que se dejó ver por el río como advertimos que seguramente haría, nada más y nada menos que con una vistosa camiseta de Elton John y de accesorio con su paletilla asomándose y su aire gamberro y campechano. El mismo aire que mantuvo en su divertida actuación, vaporizada con su desconcertante dulzura. Se pintó los labios, y sacó a fans al escenario.Bebió jagger y cantó “Ode to Viceroy” y “She’s Really All need” y creó un vínculo mágico entre su duende y su público más que entregado (Dejó subir a un fan que se colaba por las escaleras, aún costándole una mini bronca con el segurata). El último plato fuerte de la noche lo sirvió Franz Ferdinand, con más de hora y media de concierto, en la que la primera mitad apuntaban fuerte, pero inexplicablemente su potencia fue disminuyendo poco después de que al son y al tono, miles de personas cantaran a pleno pulmón “Take Me Out”.
En la jornada siguiente Cut Copy se proclamó como vencedor del cartel del día. Hicieron bailar a la gente y respetaron fielmente su esencia. Algo que no se puede decir de Black Lips, desgraciadamente para mi sorpresa. No estuvieron a la altura de actuaciones pasadas ni en vivo transmitieron esa imagen destroyer que pregonan. Dio, más bien, la impresión de una formación desgastada y poser, además de que el sonido no retumbaba precisamente por su limpieza en general, y en la batería en particular y un bajo cuyo sonido no acababa de cuajar. No obstante, no fue tan grande el mal sabor de boca que se nos quedó, pues las tempranas actuaciones de tanto Kilimanjaro, Yuck o Buke & Gase nos bastaron para tener las pilas recargadas hasta altas horas de la madrugada. Sin duda, les seguiremos la pista a estos últimos tres grupos, que pese a no tener gran eco mediático, e incluirse en la rama de bolos pequeños en el festival, prometen bastante.
Supuso la guinda del pastel del día, después de las interesantes actuaciones de The Growlers y Kurt Vile & The Violators y no tanto por parte de la banda Beirut, que siendo consciente del abucheo de muchos que supone mi opinión no aportaron nada nuevo. Sus canciones hiladas y fondo sonoro repetitivo no surtieron efecto alentador en mí. Se acababa la edición de Paredes. Un año completo con actividades complementarias a los conciertos, como por ejemplo proyecciones de películas previo al comienzo del festival y de encuentros varios a lo largo de éste. Felicitamos a la organización por su magnífico trabajo, y por otro año más consecutivo, no fallarnos y dejar el listón alto.
Fotografías oficiales de Paredes de Coura obra de Hugo Lima
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