REY GITANO

He querido que fuese Rey Gitano una de las primera de las críticas que realizo para este medio por dos motivos; primero por su Director, Juanma bajo Ulloa, por cuya primera comedia Airbag, bien merece una especial atención en todo lo que haga y segundo, por toda la polémica que ha rodeado su estreno en salas, por lo menos entre los círculos profesionales del sector.

Ya antes de su estreno y, quiero creer, que después de los pertinentes pases de prensa, la crítica especializada a destrozado totalmente cualquier atisbo de reconocimiento hacia el mérito de esta película, terminando normalmente los análisis en un «…no vayan a verla» o un «…no pierdan su dinero y su tiempo». Hay quien sostiene, no sin argumentos, que existe todo un boicot pergeñado por importantes miembros de la industria para castigar a Juanma por no alinearse con la oligarquía cinematográfica del país tras el éxito de Airbag y es efectivamente, muy extraño que, después de la taquilla que cosechó aquella película, nadie en cinco años (ni medios ni productores) llamara a su director, como suele ser habitual, con alguna propuesta profesional.

A los 22 años ganó el primer Goya que la academia otorgaba a un cortometraje. A los 23 fue el ganador más joven de la historia del Festival de San Sebastian por Alas de Mariposa y a los 29 llegó Airbag. Sin embargo Juanma Bajo Ulloa pasó de ser el enfant terrible del cine español a un apestado al que nadie quería producir. Ya fuera por su caracter irreverente o más probablemente por su negativa a la hora de asumir las imposiciones de la industria en este país, el caso es que desde Airbag, estrenada ya hace 18 años, Juanma desapareció de la escena cinematográfica para el público «generalista» para empezar una etapa más ecléctica, dedicandose a la música, el teatro, el documental y un largometraje de corte más intimista, obras todas ellas, que no trascendieron pese al currículum de su director. No quiero decir que debamos juzgar Rey Gitano con la premisa de los éxitos pasados pero se me antoja extraño que a un personaje tan precoz y tan virtuoso se le obvie de la manera en que se ha obviado a su última película estrenada este verano de 2015 y más, teniendo en cuenta la repercusión que alcanzan otras tantas películas insulsas e incomestibles.

Rey Gitano es una comedia estructurada como una Road movie que le sirve a Juanma como metáfora de los problemas que se nos plantean en la vida. Narrada desde el humor absurdo y gamberro es una obra coral en la que sin duda lo mejor, son Karra Elejalde y Manuel Manquiña. Ellos, con la ocasional ayuda de María León, Rosa María Sardá y no tanto de Arturo Valls, además del fantástico momento de Tony Lomba a coro con Manquiña cantando en una ensoñación el tema «España, España», sostienen la película.

Utiliza los mismos recursos técnicos y narrativos de Airbag con esos cruces de personajes cuyos caminos a punto de cruzarse constantemente, van haciendo que la historia avance vertiginosa. Sin embargo, creo que la diferencia con esta es lo que la mata, pecando de pretenciosa. «Rey Gitano» es una crítica en si misma a los poderes fácticos y eso es estupendo. Y no solo a los poderes fácticos. Rey Gitano critíca y ridiculiza a la monarquía, al gobierno, al FMI, a las amas de casa, a la figura del pícaro español, los gitanos, el albañil de barrio y a todo el que se pone por delante. Y en ese empeño en ser un azote de todo es donde fracasa. Por que se ve la espátula. Una crítica en ocasiones forzada que le roba frescura y agilidad al guión. Me hubiera gustado ver la reacción del público pero lamentablemente estaba solo en la sala.

Y es por esto que no entiendo que se obvie y se menosprecie a directores como Juanma Bajo Ulloa. Al final son ellos los que sostienen la diversidad cultural de un país. Los irreverentes y los críticos. Los de fuera de la línea. Pese a no ser ni de lejos su mejor película, merece la pena verla. Por entretenida y divertida. Por Karra y Manquiña. Por Juanma y por el cine.