NARCOS, series de clase media

A principios de este año, Netflix presentaba una nueva producción, cuya primera temporada ya se puede ver integramente, en torno a los cárteles de la droga en Colombia durante los 80 y 90 y la figura de Pablo Escobar. Narcos, producida a lo largo del 2014, es un buen ejemplo de la «clase media» de las series producidas por cadenas privadas Norteamericanas. Una nueva revisión seriada de un tema que, no por poco original, deja de ser interesante.

Solía pensar que una voz en off, a modo de narrador omnisciente, es un recurso fácil cuando no se puede o no se sabe transmitir algo en imágenes. Lo cierto es que puede ser una buena manera de hacer avanzar la historia cuando no se tienen pretensiones mas elevadas. En este caso, el agente de la DEA, Steve Murphy, es el encargado de narrar la historia al tiempo que se desarrollan los acontecimientos. Este es uno de los logros de la serie; todo se narra desde el punto de vista de dos agentes de la DEA que, aunque no se dejan comprar por los cárteles, están muy lejos de ser héroes. La idea de un nuevo punto de vista, le da a José Padilha (Productor ejecutivo y Director ocasional) la oportunidad de atravesar la narración con otras historias y enriquecer de algún modo la trama principal.

El otro logro está sin duda en la figura de Wagner Moura (Capitán Nascimento en Tropa de Élite) en el personaje de Pablo Escobar. Pese a alguna reminiscencia en el acento, es uno de los «Escobares» más verosímiles que se han llevado a la pantalla. Verosimil y fiel al personaje real. De hecho, la verosimilitud es aplicable a prácticamente todo el elenco de principales y secundarios, en un casting muy logrado. Como el personaje de Javier Peña, compañero de la DEA de Murphy, interpretado por Pedro Pascal. En una serie con personajes más bien planos y sin posibilidades de evolucionar, acaba costando elegir entre Pablo Escobar y Javier Peña. Y eso cuando hablas del mayor narco de la historia es sin duda un logro.

De ahí lo de «clase media». Narcos es una buena serie, bien hecha, bien documentada y entretenida. Fiel a la realidad de lo que ocurrió y a si misma. Sin pretensiones. No todas pueden ser The Wire.