Nos Primavera Sound 2014: La crónica

Tres grandes días de música por Oporto

18 junio, 2014 / Nour Al-Hussen Villa

Llegaba el día. Las agujas del reloj se estancaban por momentos bañadas por nervios pero a su vez también de ilusión. La amenaza de lluvia acechaba, y los míticos contratiempos de última hora se manifestaban, pero nada, nada importaba. Teníamos tres días por delante para celebrar la estación más bonita del año y el componente esencial en la vida de muchos de nosotros, la música.

Portugal nos recibía en un atardecer lento y perezosamente nublado. Se suponía que en unas horas viviríamos la primera de tres jornadas inolvidables. Tras sobrevivir a la gravedad contenciosa por la que se caracterizan los taxistas portugueses, las puertas del paraíso de las música y el jolgorio se presentaban ante nosotros abiertas de par en par para recibirnos entre vigilantes y guardias de seguridad de apariencia gruñona pero realidad encantadora. Tras recoger la acreditación y la documentación necesaria y pasar el último control era un hecho: Estaba en el Primavera Sound. “Al fin. Yo. Tierra prometida. Inicia de las vacaciones. Tres días”.Las puertas del recinto también simbolizaban las de la realidad y es que, daba igual lo que me hubiéramos olvidado o lo que pasara tras ellas durante esos días, pues llevábamos encima lo más importante, las ganas.

La división del recinto aparentemente a primera vista era clara; una primera zona con puestos de comida para todos los gustos y condiciones (veganos, incluidos) junto a otros tenderetes de accesorios y merchandising varios. A medida que se avanzaba en el camino que ligeramente se iba empinando los primeros detalles del escenario Nos se dejaban ver y nos encontrábamos de pleno en lo que sería el hervidero del asunto en los días posteriores. No muy lejos en línea recta a él se encontraba el escenario Superbock y en su paralelo el ATP, que conectaba con un camino que entre primero frondoso verde y segundo mallado asfalto conducía al cuarto escenario Pitchfork, particular y diferente al resto, pues se trataba de una carpa en terreno llano abierta en los laterales en la que su protagonismo principal cobraba sentido de madrugada a mano de Djs y a priori de música electrónica (Aunque no estrictamente fue así). Un aspecto posible a destacar es la diferencia de calidad de sonido entre los cuatro escenarios (Aún siendo buena en todos ellos), que puede no haber sido descomunal, pero sí notoria en algunos casos.

En lo musical, teniendo en cuenta ya lo que nos ofrecía el Line-up sabíamos que iba a haber de todo. Hubo muchas gratas sorpresas y casi ninguna decepción. Había realizado los días anteriores como mente cuadriculada para lo que me conviene que soy el planing “perfecto” para no perderme lo que efectivamente “No me perdonaría en la vida perderme”. La situación lo exigía, pues mi única pega ante el festival a la hora de evaluarlo en cómputo general fue el solapamiento de un número considerable de conciertos a mi juicio importantes que se celebraban simultáneamente en diferentes escenarios, sobre todo en la jornada del viernes 6.

Como bien decía, hubo de todo y para todos los gustos. Desde rock progresivo, a post-punk,o psicodelia. pasando por ritmos más caramelizados o poperos y atajando por el folk para llegar a la electrónica. Es difícil resumir y realizar una evaluación estricta y menos todavía objetiva. Podría empezar por comentar la sorpresa que supusieron casi al inicio del festival el trío Haim, su concierto fue una colleja a mis prejuicios erróneamente vertidos hacia estas chicas que bien demostraron que además de ser monas, saben como camelarse al público y hacer el escenario suyo además de dar caña en un par de temas en los que me ganaron al completo. Como siempre, ver un directo puede cambiarlo todo y supone en la mayoría de los casos “La prueba del algodón”. Una vez terminada la actuación, esta vez en el escenario Nos, Kendrick Lamar supuso un puente un tanto desconcertante como por momentos hasta divertido y potente para lo que por lo menos para mí era el detonante y razón de la primera noche: Jagwar Ma. Hacía menos de un año que los había visto casi debutar con su único trabajo por el momento Howlin y puedo decir que tanto la calidad como la empatía que transmiten continúa siendo prodigiosa, pues los australianos explosionaron el escenario y supusieron un broche de oro a una velada que ni la lluvia quebradiza logró embadurnar.

Día 2. Amanece en Oporto, dos cafés cargados y unos cuantos paseos en el centro de la ciudad. Cabe mencionar que el recinto se encontraba en una zona más o menos situada a 40 min del centro. No obstante, la organización del mismo festival no escatimó en poner al servicio incontables buses que conectaban la plaza central de la ciudad con el recinto. La opción del metro también era viable pero suponía menor flexibilidad en término horario. Era necesario tanto recargar pilas como planificar bien la jugada, pues la jornada se presentaba con alta intensidad y centrífugo voltaje. Las chicas de Warpaint fueron el céfiro encargado de sellar un atardecer tembloroso en el mostraron su personalidad a la hora de confeccionar un art rock impregnado de ritmo, atmósfera y seducción. No les llegó con entregarse al público de pleno y hacerlo a su vez suyo, que nos regalaron una impecable versión de Ahses to Ashes de David Bowie poco después de hacernos cantar su single estrella Love is To Die.

Ahora sí, se acercaba la hora de una de mis citas ineludibles. Puede sonar cursi o exagerado, pero a medida que el reloj iba avanzando cara las 21:10 algo en mí quería salir fuera y otra camuflarse entre la multitud. No recuerdo estar tan nerviosa ni tan si quiera en las pruebas de selectividad, y si se me apurase, ni ante el primer beso ¡Era el concierto de Slowdive! Desafortunadamente por motivo del solapamiento de horarios que comentaba al principio me vi obligada a renunciar a disfrutar del concierto de Pond, formación y proyecto paralelo al menos en sus inicios de Tame Impala. Escoger siempre me ha puesto en apuros pero tenía claras mis prioridades y efectivamente mereció la pena. Cualquier palabra se escurriría y sería insuficiente al describir posiblemente el mejor concierto de mi vida. Aparte de las cualidades y ventajas técnicas que presentaba el escenario Superbock en concreto, la timidez y finura de los componentes y sobre todo la dulzura de su vocalista Rachel que no paraba de sonreír crearon un ambiente de ensueño en la que la representación de sus temas más espaciales junto a los acuñados por su distintivo shoegaze hicieron que muchos de nosotros experimentáramos una vivencia onírica amparada por las melodías etéreas que caracterizan a la banda “Ha sido como un sueño”, dije tras aplaudir más de diez minutos seguidos tras la última canción con la poca voz que me quedaba tras cantar a pulmón limpio When The Sun Hits o Machine Gun.

Entre una sensación de placer alterada por los nervios de la próxima actuación, nos movimos apresurados para saldar una cuenta pendiente en mi andadura de conciertos. Next stop: Pixies. En mi lista de objetivos este año se encontraba poder verlos al fin tras varios intentos fallidos. Ahora, había llegado el momento. Las expectativas estaban por las nubes y lo acontecido no defraudó, pese a algunas críticas que me habían llegado de su concierto hace meses en Madrid lo cierto es que Pixies demostró el motivo por el cual es considerado un mito. Su actuación hizo que no quedara un hueco sin cubrir y el baño de multitud se agitó a un ritmo efervescente que supuso un momento de comunión entre el público de distintas preferencias en cuanto a géneros. Pixies suponía un punto de unión ente todos, en él, no faltaron los clásicos en su repertorio sobre todo de su mítico Doolittle, en la que la mayoría suponían himnos de garra y agitación. Los ojos estaban puestos con especial atención a la reciente incorporación de Paz Lenchatin como bajista, la cual tuvimos la oportunidad de ver hace poco más de un mes en su concierto en Santiago con una de sus múltiples bandas The Entrance Band (Puedes profundizar más sobre ello en la entrada anterior que le hemos dedicado en Hunger Culture). Como era previsto, “Where is My Mind” puso el punto final a sesenta minutos que se tradujeron en una continua liberación de adrenalina. Mientras tanto Godspeed You! Black Emperor sonaba en el palco paralelo y aunque mi presencia era evidentemente muy a mi pesar imposible, delegué a ciegas sabiamente su evaluación en personas de criterio que confirmaron haber vivido una actuación solvente e íntegramente creativa.

Tras una parada en boxes en el puesto de Superbock y esta vez en el de rellenar el vaso, otro dilema se me planteaba. De nuevo el corazón y la razón se enfrentaban: Darkside Vs Mogwai. Pensé en echarlo a suertes, pero mujer de instintos nunca duda. Lo primero suele aportar mucho más aunque puede suponer un arma de doble filo. Además, era un escenario nuevo que todavía no había transitado, así que hacia la carpa de Pitchfork me dirigí. El escenario, entre humo y tenuidad supuso el altar para el binomio conformado por Nicolas Jaar y el guitarrista Dave Harrington que protagonizaron un juego de sombras y espejismos al son de un sinfín de ondas sonoras que versaban entre la magia y lo punzantemente sugerente. Una simbiosis de chillout y experimental con base electrónica elevada a la máxima potencia de elegancia consolidó su actuación a criterio personal como una de las mejores de todo el festival.

El tercer y último día llamaba a las puertas, el cansancio por lógica también lo debería de haber hecho pero eso, era un aspecto secundario. Era la última oportunidad de exprimir al máximo las últimas horas del evento, aunque sabíamos que hiciéramos lo que hiciéramos nada sería suficiente para saciar el empeño en ello. Las nubes dejaron paso a los claros y el sol lucía en una tarde puramente primaveral. Las coronas de flores en las cabezas se multiplicaban y la sensación de que todo quien te rodeaba era amigo comenzaba a ser ya un hecho. Y es que, una de las cosas que más me han gustado de mi primera experiencia en el Primavera Sound es el rasgo heterogéneo en su público. Podías encontrarte con familias enteras, a grupos de amigos o parejas liberados de cualquier etiqueta o estereotipo.

Mientras reflexionaba sobre todo ello, la soirée alcanzaba todo su esplendor con la actuación de fondo de You Can’t Win, Charlie Brown, un grupo portugués hasta el momento desconocidos para mí, pero que obtuvieron mi beneplácito rotundamente tras los dos primeros temas en los que supieron hacer el uso debido del sinte combinados con una voz rasgada y base clásica que recordaba en algún momento concreto a grupos emblemáticos de la solemne electrónica francesa como puede ser el caso de Air. Y es que lo bueno de los festivales es eso, que además de poder disfrutar de lo conocido y darte el capricho de saberte todas las canciones, la sensación de placer y satisfacción que te otorga el descubrimiento de nuevas joyas auditivas es también importante. En los festivales además de celebrar y festejar, también se puede aprender. Otro descubrimiento que realicé esa misma tarde fue una banda ya de puesta en escena curiosa que llamó especialmente mi atención, se trata de Yamantaka//Sonic Titan que pregonan el performance art y el “noh-wave”. Canadienses de origen aunque los aires orientales se manifestaban latentes en sus melodías. Sin duda, les seguiré la pista.

Entre tanto, ya había pasado el concierto de Lee Renaldo, la primera fila fue mía y de mi compañera de batallas. No podíamos desaprovechar la oportunidad de disfrutar del espectáculo que supone ver tocar al que es considerado actualmente uno de los mejores guitarristas mundiales y por supuesto y para qué engañaros, estar cerca de uno de los brazos de Sonic Youth que no dudó en alternar el uso de más de cuatro guitarras a lo largo de su actuación y sacar la baqueta para hacer una de las suyas. Una vez finalizado el concierto y aunque no soy dada al género que algunas veces tacho de “ñoño” de Neutral Milk Hotel les brindé la oportunidad que merecen. Standstill se tradujo en otra sorpresa. Me dejé caer casi por casualidad y su concierto fue un regalo bordado de una percusión fuerte y pegadiza que hasta ahora retumba en alguna parte perdida de mi tímpano. Tras racionalizar el tiempo, dividí la próxima hora entre The National y Dum Dum Girls. Los primeros volvieron a reunir a todo el público en el palco grande y regalaron una actuación sorpresa subiendo al escenario a St. Vincent. La actuación del segundo grupo a mi juicio fue insípida, y como era esperado las muchachas hicieron gala más de su carne y transparencias que en afinar notas en una puesta en escena que tambaleaba entre lo hortera y wannabe. He de decir que a gente que me acompañaba les sorprendió mi opinión puesto que a ellos les pareció más que satisfactoria, pero creo que en esta ocasión me llevé la etiqueta de hater. No todo iban a ser flores en Primavera.

Ahora sí, daba comienzo la traca final. Corriendo y sin aliento llegué hasta el palco ATP de nuevo para colarme entre las primeras filas. Slint iba a salir a la palestra en cuestión de minutos y yo, a pesar de estar en el último día, y en las últimas horas seguía sin creerme nada ”Yo. Primavera Sound, Últimas horas, Ésto se acaba, No me lo creo”. Si ya no son un grupo apto para todo el público su actuación para primerizos menos lo era. La crudeza y tenebrosidad del Spierland se encarnó en una actuación que no dejó indiferente a nadie. Temas como Washer, o Nosferatu Man lograron alcanzar el clímax en un ambiente oscuro, plagado de ecos ácidos y golpes de guitarra de ultratumba.“Good Morning, Captain”,tema con el que cerraron su actuación no suena para mí de la misma forma desde aquélla. Eso no es bueno ni malo, es simplemente el paso de una experiencia y supongo que a otro lado. Aunque algunos quizás esperábamos un sonido más potente o afilado ya sabíamos que mucha interacción por parte de los artistas era algo difícil (Y es su encanto). Algo diferente pasó con Ty Segall que minutos después subió al mismo escenario para volcar toda su energía a golpe de fuzz garage y algún salto que desafiaba la estabilidad del escenario en ebullición. El mismo que no paró de comunicarse con el público y que no dudó en varias ocasiones bajar del palco para sentir el calor de la multitud que lo aclamaba con ganas. Pese a que el cansancio comenzaba a manifestar sus síntomas humanos su Imaginary Person supuso una inyección vital. Mi perdición por este género hizo que tuviera que renunciar a la actuación de !!! en la que según me comentaron destacó por su genialidad, además de haber supuesto todo un show de color, baile y diversión.

Era un hecho, eran las cuatro de la mañana y sólo quedaba Pional. La carpa volvía a acogernos para despedir por todo lo grande tres días de pura entrega y concretamente la última jornada en la que aquí presente disfrutó de una forma continua y sin apenas pausa durante…12 horas seguidas de concierto tras concierto. Las luces artificiales parpadeaban con fuerza pero a medida que iba pasando el tiempo el amanecer se manifestaba mientras los primeros rayos de sol se colaban por las las ranuras. La mañana estaba llegando y sólo un deseo unía a muchos de nosotros: Que ésto no se acabara nunca.

En conclusión, podría decir que ha sido una experiencia más que gratificante. Sería oportuno agradecer a la organización por todas las aclaraciones y buena acogida que he tenido como enviada de Hunger Culture, como también destacar la excelente organización en general para todo el público por parte del festival, pues es algo más que remarcable y digno de mención. Toda la información necesaria y complementaria era accesible para absolutamente el mundo, además de ofrecer diversos accesorios (Para los pequeños y para los no tanto) y merchandising de forma gratuita para que todo el mundo tuviera un recuerdo materializado del evento.

La mañana ya llegó, fueron tres grandes días. Mi deseo, con el de otros muchos evidentemente no se cumplió, esto se acababa, pero…para el año volvemos, y eso lo dice todo.

Foto Principal de Hugo Lima para Nos Primavera Sound

Comparte
info@hungerculture.com
He leído y acepto condiciones legales
Utilizamos cookies propias y de terceros. Si continua navegando, entendemos que aceptas su uso. Más información.
Aceptar